REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
JUZGADO SEXTO DE JUICIO

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

PODER JUDICIAL
Tribunal Sexto de Primera Instancia en lo Penal en Funciones de Juicio del Estado Vargas

ASUNTO PRINCIPAL : WP01-S-2004-017058
ASUNTO : WP01-P-2004-000545

SENTENCIA ABSOLUTORIA CON JUEZ UNIPERSONAL

JUEZ UNIPERSONAL: MARLENE DE ALMEIDA SOARES
FISCAL DEL MINISTERIO PÚBLICO: MARIANELA AGUILERA
ACUSADO: ARNALDO RAFAEL BASTARDO CONTRERAS
DEFENSOR: TRINO ARCAY

Siendo la oportunidad a que se contrae el artículo 365 del Código Orgánico Procesal Penal, procede este Tribunal Unipersonal Cuarto de Primera Instancia en lo Penal en funciones de Juicio a emitir Sentencia motivada en la Causa seguida al ciudadano ARNALDO RAFAEL BASTARDO CONTRERAS, quien es de nacionalidad Venezolana, natural de La Guaira, Estado Vargas, nacido en fecha 09 de Noviembre de 1975, de 30 años de edad, estado civil Soltero, de profesión u oficio Obrero, hijo de Rosario Contreras y Francisco Bastardo, residenciado en el barrio César Nieves, callejón principal, casa S/N°, Catia La Mar, Estado Vargas y titular de la cédula de identidad N° 12.163.936.

HECHOS Y CIRCUNSTANCIAS OBJETO DEL JUICIO

En el transcurso de las audiencias orales y públicas celebradas por este Juzgado Unipersonal Sexto de Primera Instancia en lo Penal en funciones de Juicio, los días 02, 09 y 13 de Febrero del año en curso, la Fiscal Tercera del Ministerio Público de esta Circunscripción Judicial, Abogada MARIANELA AGUILERA, formuló acusación, de conformidad con lo previsto en el artículo 326 del Código Orgánico Procesal Penal, en contra del ciudadano ARNALDO RAFAEL BASTARDO CONTRERAS, arriba identificado, por la comisión del delito de ROBO AGRAVADO, previsto y sancionado en el artículo 460 del Código Penal (hoy 458), toda vez que el día 31 de Agosto de 2004, como a las 7:45 horas de la noche, funcionarios adscritos a la Policía del Estado Vargas, cuando se desplazaban a la altura de la Estación de Servicios Tacagua de la Parroquia Catia La Mar, recibieron una llamada vía radiofónica, donde les informaron que se trasladaran a la urbanización La Páez de la misma Parroquia, donde se encontraba una ciudadana que momentos antes había sido víctima de un robo, motivo por el cual se trasladan al lugar, donde al llegar se entrevistaron con la ciudadana Yulitsa Josefina Torrens Rodríguez, quien les manifestó que momentos antes, cuando caminaba por ese lugar en compañía de su menor hija, fueron interceptadas por un ciudadano, el cual portando un arma de fuego y bajo amenaza de muerte, las despojó de unas prendas y un dinero en efectivo, informándoles asimismo que dicho ciudadano emprendió la veloz huída con dirección al estadio César Nieves y que testigo de los hechos había sido el ciudadano José Aramis Matute, con quien procedieron a realizar varios recorridos por las adyacencias del citado estadio, logrando avistar en la entrada de la calle Tacagua, adyacente al mencionado estadio, frente a la Farmacia El Gran Paso, a un ciudadano con características similares a las indicadas por la denunciante, siendo igualmente reconocido por el testigo como la persona que momentos antes había despojado a aquella de varias prendas y un dinero en efectivo con un arma de fuego y bajo amenaza de muerte, por lo cual procedieron a darle la voz de alto, optando el mismo por emprender la huída por lo que iniciaron su persecución, tropezando este con un objeto y cayendo al pavimento a cincuenta metros, logrando darle alcance, practicándole la revisión corporal donde le incautaron en la pretina derecha del pantalón un revólver, tipo flower, de material sintético de color negro, la cacha de color marrón del mismo material, envuelta con cinta adhesiva de color negro, incautándole igualmente varias prendas de metal y la cantidad de ocho mil bolívares en efectivo, quedando identificado como ARNALDO RAFAEL BASTARDO CONTRERAS.

Por su parte, la Defensa Pública Penal del ciudadano ARNALDO RAFAEL BASTARDO CONTRERAS, ejercida por el Abogado TRINO ARCAY, argumentó igualmente que su patrocinado era inocente de los hechos que le imputaba el Ministerio Público y que el mismo había sido objeto de un abuso policial y que eso quedaría demostrado a lo largo del debate, a través de los testigos que oportunamente ofreció la Defensa.

DETERMINACIÓN PRECISA Y CIRCUNSTANCIADA DE LOS HECHOS QUE EL TRIBUNAL ESTIMA ACREDITADOS. FUNDAMENTOS DE HECHO Y DE DERECHO

Apreciados como han sido según la sana crítica, observando las reglas de la lógica, los conocimientos científicos y las máximas de experiencia, los medios de prueba anteriormente descritos, considera quien aquí decide que, los testimonios destinados a sustentar la acusación formulada por el Ministerio Público en contra del ciudadano ARNALDO RAFAEL BASTARDO CONTRERAS, resultaron insuficientes y deficientes por ser contradictorios con los otros medios de prueba evacuados a lo largo del debate.

Así tenemos el testimonio rendido por la ciudadana Gladis Modesta Ramírez Duque, titular de la cédula de identidad N° V- 4.114.293, quien manifestó que “Bueno después que pasó la llovizna iba yo al sector después del mercado no recuerdo como se llama el barrio, para hablar con una señora voy pasando y en la acera de en frente hay un puesto como de terminales en unos carros oscuros se bajaron unos hombres de franelas negras y agarraron a un muchacho y lo tenían encendido a golpe patada y kung fu y lo revisaron le voltearon el bolso, me asusté, la gente salió gritando, lo montaron en el carro y se fueron yo sigo mi camino y después una señora como yo vi, me dijo que si podía venir a decir lo que vi y le dije que cuando y yo voy, es todo”. A preguntas formuladas por las partes y el Tribunal respondió “Era la tardecita ya, como las cinco y media, seis, había pasado la lloviznita recuerdo yo… Todavía estaba claro, no había oscurecido… a él lo registraron, y en medio de los golpes que le daban lo registraban, pero no le consiguieron nada, eso es lo extraño para mi parecer porque eso es en cuestiones de segundos, bueno si ustedes tienen mérito, le consiguieron algo…. En medio de la cosa yo calculo que eran mas de cinco, y en medio de la cosa el otro jorungaba la gente se alborotó, se reunió por los uniformes, digo yo uniformes porque todos tenían una franela negra y como de blue jeans es como un uniforme, y entonces eran como mas de cinco… Era un carro oscuro que no me acuerdo si era azul marino, marrón, era un carro oscuro, yo me quedé mirando fue el hecho, no percaté mucho el color del carro…. Bueno donde lo montaron en ese digo que fue donde lo montaron y no vi si había otro carro, yo vi que era en ese carro… Yo no vi gente adentro, yo no vi mas nadie, o sea, yo lo que vi fue los hombres que estaban allí golpeando al muchacho, al señor pero no vi a mas nadie…. De escuchar gritos yo no escuché nada, yo estaba un poco asustada, impresionada, veía un poco hacia allá pero de oír no llegamos a escuchar nada…. Habían muchas mujeres, porque por allí estábamos como en el Kiosco también digo yo estaban comprando o como alrededor del Kiosquito, eso fue en todo el kiosco, yo venía por esta calle del frente como le digo yo me sobo la mano por allí con una señora y espere para poder llegar allá, pero por allí habían muchas mujeres, habían hombres, había mucha gente allí… Yo por donde voy caminando y llego a un edificio que esta haciendo esquina, yo vi que el venía conversando con alguien, pero no sé, si venía con él o no venía con él no sé, a veces uno pasa y saluda a alguien, no sé si venía con él…. Si le incautan un arma lo hubiese visto allí porque eso fue aquí, entonces uno hubiese visto si le voltean los bolsillos o algo, en medio de aquella golpamentazón, si ellos le consiguen algo uno dice yo vi que agarraron algo, una pistola, algo, pero no yo no vi nada… Yo estuve un ratico ahí, yo me quedé así, ni tiempo ni nada, eso fue un ratico allí…. Eso no sería maltratado, eso sería morado, y después lo lanzaron dentro del carro… Es como un uniforme porque si se ponen de acuerdo en ponerse así todos, yo les dije ustedes son un equipo verdad, son un equipo que trabajan acá, entonces yo decía eso es un uniforme, tenían todos una franela negra…. Bueno yo no sé si los que estaban mas cerca dirían algo, pero yo creo que quien se iba a meter en eso... Yo no vi arma, en realidad yo no vi arma….Yo vi que son policías son funcionarios, por la forma. Después que uno pasa el Cesar Nieves, un mercado que está allí, al llegar a la esquina, antiguamente en esa esquina ese edificio era una jefatura civil de Catia La Mar, por allí me iba yo…. Me ubica la señora, porque le doy el teléfono, la vez pasada me llegó la citación acá del abogado…. La mamá del joven…. Si porque ella vive por ahí, me contacta y como yo visito a la señora que me soba la mano, entonces la señora Matilde es amiga, vecina de ella, me contactan así…. Era como esos carros de los ochenta algo así, calculo yo porque no sé nada de eso, que marca era…. Un carro viejo pero mas o menos en condiciones…. Era más o menos grandecito, era grande…. No bueno no había nadie, dentro del carro no había nadie, después que ya terminaron que lo metieron a empujones…. Yo calculo como que fueron más de cinco policías….. De pronto no sé si se saludaron, usted sabe que uno en la calle hace algún comentario a alguno que va por al lado, si iba acompañado no sé porque no lo conozco…. Era como acuerpaito, como llenito pues, es lo que más recuerdo así... En medio de la cosa yo me quedé como petrificada, me quedé como lela, no detallaba mucho, cosas, detallo el carro, cómo estaban los hombres, tenían algunos unos gorros, pero no detallo al hombre que estaban golpeando no lo puedo detallar así de fisonomía, era demasiado, le daban todos…. Después lo metieron como un saco en el carro. Bueno, esperé que pasara la llovizna porque estaba lloviznando, esperé que escampara, para ir donde la señora Matilde que es la que me soba la mano... Hacia abajo al barrio Las Angustias…. Se queda uno en la pasarela de La Páez y camina todo eso lo que era la cervecería Polar hasta allá hasta el barrio, baja llego a donde la señora allí pasé mi susto me acosté un rato…. No logré escuchar, no sé porque yo como me quedé así ( ), yo no escuché nada…. Cuando yo me dirigí a donde la señora Matilde venía una señora corriendo, y yo sé que era la mamá porque unas personas dijeron fulana, se llevaron a fulano, y como voy poco a poco es por que ella le dice que esa era la mamá, es cuando me entero que es la mamá, pero tampoco ni idea ni la conozco ni nada porque yo voy a ese barrio a sobarme mi mano…. La mamá del joven me ubica por la señora Matilde…. Sino que la señora Matilde es conocida en ese barrio, es la curandera, y entonces quien no la conoce, entonces la mamá del señor que golpearon vive en ese sector…. Pero como yo voy ahí debe ser que la señora me contactó con la señora Matilde, y la señora Matilde me mandó a contactar, y la señora me pidió encarecidamente como madre que si yo había visto y le dije que si, y me dice que si me llamaran acá a atestiguar a decir lo que vi si aceptaba yo le dije que sí…. La persona que detuvieron si yo la veo no sé, porque de ver su cara no me acuerdo porque eso fue así tan brusco que no puedo detallar, no lo conozco…. Cuando lo vi venía caminando…. Yo vengo así y el carro para así…. Si traía algo como así guindado pero eso se lo tiraron al suelo y se lo sacudieron todo… Tenía adentro ropa, yo no vi pistola…. No cayó pistola no cayó nada así pesado porque cayó así como ropa, cuando usted voltea algo sabe cuando cae algo pesado”.

Por otra parte, el testimonio rendido por la ciudadana Maite Maigulida Palencia, cédula de identidad N° V-12.164.256, quien estableció que “Ese día me encontraba yo por ahí cerca porque hay una tienda de animales y como tengo un cachorro le iba a comprar alimento al abasto de una amiga y cuando iba casi entrando a la tienda me encontré con lo que estaba sucediendo, llegaron dos carros y venían dos muchachos, a los dos los agarraron pero mas la agarraron con uno que con otro, nos acercamos y observamos que la gente gritaba porque los estaban maltratando a los dos los tiraron en el suelo pero había uno que lo maltrataban mas que al otro, hubo violencia y a uno de ellos lo maltrataron de una manera bárbara esperamos a ver que pasaba soltaron a uno y al otro después que se cansaron de darle se lo llevaron, entre los funcionarios y los que quedaban ahí porque había mucha gente y uno de ellos de los funcionarios que dijo que lo iban a matar, entonces otro de los que estaba ahí le dijo que no porque había mucha gente, eso fue lo que yo oí, lo montaron en un carro y se lo llevaron, es todo”. A preguntas formuladas, respondió que “Ellos venían caminando por la misma acera donde yo venía, yo iba hacia arriba y ellos venían como hacia abajo… Eran como cinco y media seis… Llegaron dos carros y se pararon por donde venían los muchachos, se pararon allí y se bajaron, un poco de policías vestidos de civil mas no se identificaron como policías, cuando empezó el problema ellos se identificaron, bueno no se metan porque nosotros somos Disip, tenían pasa montaña y un poco de cosas… de la Disip, entonces agarraron los tiraron contra el suelo y les quitaron un morral que tenía uno de ellos, sacaron lo que había en el bolso y al otro uno mas alto que el otro, o sea, uno moreno y uno blanco, al blanco comenzaron a maltratarlo después que estaba en el suelo y después de tanto darle al moreno lo dejaron ir y dejaron al que tenían tirado en el suelo… A ese que esta en el suelo le quitaron el morral… Lo vaciaron pero no vi prendas, ni arma, ellos lo sacudieron y o sea, cosas personales era lo que había allí... Le revisaron allí los bolsillos pero no le consiguieron nada, uno esta pendiente de eso pero no le sacaron nada… Eran como siete, ocho funcionarios... Se bajaron de los dos carros, unos carros pequeños... No le sabría decir de que marca, pero sé que son unos carros pequeños, esos que llevan cuatro personas... Los carros eran oscuros y no tenían placas, yo me fijé en eso porque me molestó el maltrato que le estaban dando al muchacho que de hecho lo desangraron, y dije voy a tomarle la placa porque si lo están tratando así a él que quedará para los demás, si esa es la seguridad... Dentro de un carro había una persona, una mujer, no la vi lo único que escuchaba era la voz que decía que lo dejaran tranquilo que lo iban a matar, que no le pegaran más que lo iban a matar... Usaban pasa montañas... Estábamos allí los que nos acercamos por lo que estaba pasando... Mire verdaderamente habían bastantes personas... Por ahí había mucho tráfico de personas, o sea eso fue en una acera donde había una agencia de lotería, esta una callecita y al lado esta una tienda donde uno le compra comida a los animales... De que estaban armados estaban armados, nosotros pensábamos que como lo iban a matar allí, es algo que verdaderamente... Verdaderamente no le sabría decir si gritaba algún nombre, yo sé que ella gritaba que no lo mataran, pero no recuerdo si gritaba algún nombre... Para trasladarlo le pusieron la camisa en la cara, le taparon la cara y lo montaron en uno de los carros, no lo metieron, lo tiraron. Se que eran funcionarios porque ellos se identificaron así, como Disip... La gente toma euforia por todo lo que esta pasando, y comienza a pegarle gritos a decirles que lo dejaran tranquilo, entonces como una forma para tratar que la gente no se metiera se identificaron como Disip... Eran como siete, ocho, funcionarios... Llegaron en carro… Venían unos que otros, se pararon los carros y se bajaron los que estaban adentro, menos una mujer que estaba en el carro.. Eran carros pequeños, eran oscuros, como marrón, no sé… Había uno como marrón y uno como azul, pero oscuros, pero no le sabría decir de que color de carro era donde estaban pegando los gritos… Se distinguía que era una mujer, no la vi bien le escuche la voz... Gritaba que no lo mataran... No logré ver la señora que estaba ahí, la persona que estaba dentro del carro no la logré ver... Los funcionarios se bajaron del carro y fueron directamente a donde estaban ellos... Los tiraron en el suelo, pero a quien golpearon brutamente fue al más blanquito... Yo vengo aquí porque me pareció un acto de violencia muy horrible, y acuérdese que violencia genera violencia, y es un sitio donde hay tiendas y casas alrededor, ahí no estaban mis hijos gracias a dios, pero si por allí pasan mis hijos y ven tanta violencia, lo que no ven en su casa lo van a ver en la calle que lo hacen los funcionarios... Nosotros nos quedamos ahí porque bueno cónchale, y a donde vivirá ese muchacho, y llegó una señora gritando que se habían llevado a su hijo, nosotros hablamos con ella que decía sí a mi hijo se lo llevaron me dijeron que lo tenían aquí, cómo es su hijo, porque habían dos y ya uno se fue, y dice no el que se llevaron, y yo como estaba molesta le dije mire si usted necesita mi ayuda aquí está mi número llámeme... Lo que había era un morral y de ahí sacaron cosas personales. Llamo cosas personales a pasta de dientes, cepillo, jabón, gelatina, ropa interior… Mire verdaderamente no recuerdo si lo recogería el otro que estaba con ella... No sé para nada por qué motivo harían eso, o sea ello llegaron, pegaron, se identificaron mas no dijeron nada... Yo no conozco a nadie por ahí, yo no vivo en ese sitio yo iba a comprar la comida de los animales pero había cualquier cantidad de gente... Yo estaba como de aquí a allá, a esta distancia, porque la tienda esta de este lado en este mismo pasillo, uno sigue el mismo pasillo y hay un estacionamiento allí algo así, una bateíta, agarras la otra acera y esta la agencia de lotería... Al que golpearon era blanco gordito medio alto... Los policías se bajaron de los dos carros”

Por último, la declaración de la ciudadana Heidi del Carmen Díaz Suárez, portadora de la cédula de identidad N° 14.890.419, quien señaló que “Ese día yo me encontraba aquí en La Guaira porque yo no vivo aquí vivo en Caracas estaba de visita en casa de una amiga, me pidió que la acompañara a comprar la comida a su perrita, íbamos caminando por una acera y de frente venían unos muchachos en la misma dirección que nosotras, muy rápido llegaron dos carros, se bajaron varios hombres, tenían pasa montañas, blue jeans y camisas oscuras, negras, les dijeron a los dos muchachos quietos, ellos levantaron las manos, dijeron que eran de la Disip, los revisaron, uno de ellos no recuerdo cual traía un morral, lo abrieron, lanzaron todo en el piso, lo que yo vi eran útiles personales gelatina, crema dental, al morenito le pegaron un golpe lo lanzaron contra el piso boca abajo, y al blanquito gordito le daban muchos golpes, ahí había una agencia de loterías a él le pegaban la cabeza contra esa pared, después de golpearlo le pusieron como una capucha y lo montaron en uno de los carros, dentro de uno de esos carros había una mujer que gritaba, déjenlo no lo maten, le taparon la cara y arrancaron, nos quedamos conversando después llegó la familia de él todos llorando, desesperados, eso fue lo que yo ví. Después mi amiga Maite me llama y me dijo que si yo podía servir de testigo que la señora le había pedido el favor, y aquí estoy, es todo”. A preguntas formuladas señaló que “Todo ocurrió entre cinco y media y seis de la tarde... No era mitad de tarde pero no estaba oscuro ni nada así, nada de eso ni el cielo estaba oscureciendo ni nada de eso el cielo estaba normal... No había nada de oscuridad... Eran unos siete a ocho hombres... Todos tenían pasa montaña, tenían pantalones como de blue jeans, y camisas oscuras, negras y sus identificaciones... Si dijeron quietos somos de la Disip, eso fue lo que yo escuche... No sacaron credencial, solo dijeron quietos somos de la Disip, y golpes, nosotros nos quedamos así... A ellos antes de golpearlos los revisaron, luego de que los revisaron al negrito lo pusieron en el piso con la cabeza mirando al piso, y al otro le daban golpe y golpe... Eran dos vehículos… Recuerdo que uno era azul y otro marrón, los dos eran pequeños... Se puede decir que sí que eran dos grupos, yo vi cuando se pararon y se bajaron… no sé cuantos de uno y de otro... Yo escuchaba de este lado gritos, y de este lado gritos, dentro del carro había una mujer que gritaba, suéltenlo no lo maten, y del otro lado se escuchaba no lo maten aquí, de este lado estaba la gente y de este los policías, no escuché que gritara algún nombre... Había bastante gente porque en frente había un mercado... Al que más golpearon le hicieron con su propia camisa como una capucha y lo montaron en uno de los carros y se lo llevaron... No recuerdo haber visto placas … mi amiga si me comentó que no tenía placa pero yo no lo vi... Le pegaban con las pistolas y con la mano, la cabeza se la pegaban como en un murito… Ellos venían caminando y nosotros veníamos caminando así de frente… No ahí había en el piso una gelatina, un cepillo de dientes, una crema dental y había como algo de ropa…Caminando como hablando... Dijeron quietos somos de la Disip, levantaron las manos… le quitaron el morral… los revisaron a uno lo tiraron en el piso con la cabeza abajo, al otro le empezaron a dar golpes,… Cuando montaron al otro en el carro y se lo llevaron al otro no le dijeron nada… se montaron en el caso y se fueron... Habían dos vehículos… no sé de que vehículo venían los gritos si del marrón o del azul… yo estaba viendo lo que estaba pasando… había gente caminando por allí… llegó la familia del muchacho… y la mamá de él lloraba…

Todos estos testimonios rendidos por testigos presénciales de la aprehensión debidamente juramentados, fueron contundentes y suficientes para demostrar que el ciudadano ARNALDO RAFAEL BASTARDO CONTRERAS, efectivamente fue detenido el día 31 de Agosto de 2004, cuando se encontraba caminando en compañía de otro sujeto, por los alrededores de estadio César Nieves en la Parroquia Catia La Mar, por funcionarios policiales vestidos de civil, golpeándolo y practicando su revisión corporal y del bolso que cargaba para el momento no encontrándosele objeto alguno que lo comprometiera en la comisión del hecho punible que se le imputó.

Estos testimonios, destinados a establecer que el ciudadano ARNALDO RAFAEL BASTARDO CONTRERAS, no pudieron ser desvirtuados por algún otro medio probatorio de aquellos presentados por el Ministerio Público, toda vez que las deposiciones rendidas por los funcionarios aprehensores, Elwis López y Alejandro Soto, portadores de la cédula de identidad Nos. 13.673.312 y 14.768.060, respectivamente, lo único que dejan establecido es que luego de haber recibido la noticia que una ciudadana fue objeto de un robo por parte de un sujeto quien la despojó de sus pertenencias con el uso de un arma de fuego y luego de realizar un recorrido por las adyacencias del lugar en compañía de un testigo, que no acudió a deponer sobre lo acontecido, lograron su detención, detención ésta que no logra establecer la vinculación de ARNALDO RAFAEL BASTARDO CONTRERAS, con la autoría del delito, pues no hubo otros elementos de convicción que permitieran sustentar sus dichos, por demás contradictorios, al no acudir a la sala ni la víctima ni el testigo presencial.

Con base a las anteriores consideraciones deja establecido quien aquí decide, que no quedó demostrado en el debate contradictorio, la corporeidad del delito de ROBO AGRAVADO, previsto y sancionado en el artículo 460 del Código Penal (hoy 458) y en consecuencia la culpabilidad y consiguiente responsabilidad penal del acusado ARNALDO RAFAEL BASTARDO CONTRERAS, en la comisión del mismo, toda vez que los distintos relatos de las personas ofrecidas como testigos y expertos, así como las pruebas documentales incorporadas al juicio por su lectura con el consentimiento expreso de las partes y el Tribunal, ofrecidas por ambas y obtenidas de manera lícita, fueron contundentes para probar todos los hechos y circunstancias que llevaron al descubrimiento de la verdad procesal, la cual resultó ser que dicho ciudadano fue detenido por funcionarios policiales, no incautándosele objeto alguno producto de la comisión de ese hecho. Como consecuencia de estos hechos, al exponer sus conclusiones la Representante de la Vindicta Pública, haciendo gala de su función como parte de buena fe en el proceso, solicitó acertadamente al Tribunal, en uso de sus atribuciones legales, que se dictara sentencia Absolutoria a favor del acusado de marras, requerimiento que se encuentra totalmente fundamentado, a criterio de este Tribunal, en la ausencia de elementos de convicción que permitiesen establecer la corporeidad del delito de Robo Agravado, así como la consiguiente culpabilidad del ciudadano ARNALDO RAFAEL BASTARDO CONTRERAS en la comisión del mismo, por lo cual lo procedente y ajustado a derecho es ABSOLVER, tal y como se decidió en audiencia, a los mencionados ciudadanos y ASI SE DECLARA.

En virtud de lo anterior, este Tribunal Unipersonal desecha totalmente la acusación formulada por la Representación del Ministerio Público en contra del ciudadano ARNALDO RAFAEL BASTARDO CONTRERAS, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 366 del Código Orgánico Procesal Penal.

DISPOSITIVA
En razón de las consideraciones que preceden, este Juzgado Unipersonal Sexto de Primera Instancia en lo Penal en funciones de Juicio del Circuito Judicial Penal del Estado Vargas, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, ABSUELVE al ciudadano ARNALDO RAFAEL BASTARDO CONTRERAS, ampliamente identificado al comienzo del presente fallo, de la acusación formulada en su contra por la Representante del Ministerio Público en la cual le imputó la comisión del delito de ROBO AGRAVADO, previsto y sancionado en el artículo 460 (hoy 458) del Código Penal, todo de conformidad con lo establecido en el precepto legal contenido en el artículo 366 del Código Orgánico Procesal Penal, cesando de manera inmediata la medida de privación judicial preventiva de libertad impuesta al mismo, exonerándose igualmente al Ministerio Público, de conformidad con lo previsto en el artículo 272 del Código Orgánico Procesal Penal, del pago de las costas procesales, en virtud que para el momento de ser formulada y admitida su acusación, la misma gozaba del fundamento debido y no fue sino hasta la realización del debate que sus medios probatorios resultaron insuficientes para sustentarla.

Dada, firmada y sellada en el Juzgado Unipersonal Sexto de Primera Instancia en lo Penal en funciones de Juicio del Circuito Judicial Penal del Estado Vargas, en Maiquetía al primer (01) día del mes de Marzo del año Dos Mil Seis (2006). Años 195° de la Independencia y 147° de la Federación.
LA JUEZ,

MARLENE DE ALMEIDA SOARES
LA SECRETARIA,

ABG. ANA FERNÁNDES