JUZGADO TERCERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL, MERCANTIL Y DEL TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO TÁCHIRA. San Cristóbal, veintiocho (28) de abril de dos mil diecisiete (2017).
207° y 158°
Vista la anterior diligencia de fecha 23 de marzo de 2017, suscrita por la abogada FRANDINA HERNANDEZ, inscrita en el I.P.S.A. bajo el N° 53.098, con el carácter de co-apoderada de la parte actora ciudadana EVEYN COROMOTO CARDENAS DE GONZALEZ, titular de la cédula de identidad N° V-5.023.927, mediante la cual solicita que se decrete la medida de prohibición de enajenar y gravar peticionada en el libelo de demanda, este Tribunal para resolver sobre lo requerido por la citada abogada, considera necesario hacer previamente las siguientes consideraciones:
PRIMERO: Doctrinariamente las medidas preventivas se insertan en una función jurisdiccional del proceso calificada como cautelar, y que según citas que hace el jurisconsulto patrio Ricardo Henríquez La Roche (Las Instituciones del Derecho Procesal. 2005. pp. 499), para el maestro Carneluti, “sirve para garantizar (constituye una cautela para) el buen fin de otro proceso definitivo”, y para Micheli tienen como finalidad, “evitar la violación de un derecho ante la amenaza seria de ser violado, presuponiendo un fundado temor, o sea, el interés y serio en el demandante, para evitar peticiones relativas a ilusas y utópicas amenazas”.
SEGUNDO: Dentro del contexto arriba indicado e integrada a la concepción de administración de justicia se encuentra la potestad cautelar como parte importante del derecho a la tutela judicial efectiva, tal como lo refiere la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia N° 2.531, de fecha 20 de Diciembre de 2.006, en la que estableció:
“…La potestad cautelar como garantía inherente al derecho a la tutela judicial efectiva, le confiere a los jueces la obligación de procurar las medidas necesarias para que la necesidad del proceso para obtener razón no se convierta en un daño para quien la tiene, dando así cumplimiento al contenido del artículo 257 de la Constitución, conforme al cual el proceso es un instrumento fundamental para la realización de la justicia…”
Y de igual forma, la Sala de Casación Civil en sentencia N° 00069, del 17 de enero de 2008, dejó sentado que:
“…las medidas cautelares son actos judiciales que pretenden anticipar los efectos de un fallo mientras transcurra la tramitación de un juicio, con el fin de salvaguardar el derecho que se arroga el solicitante, por existir riesgo manifiesto de que se produzca un daño irreparable (mientras no se haya dictado la sentencia definitiva) que ponga en peligro la satisfacción del derecho que se invoque. Es por ello que la pretensión cautelar debe estar debidamente justificada, por cuanto en caso de decretarse su procedencia, el Juez dispondrá de actos de ejecución tendentes a impedir que los efectos de la sentencia definitiva sean ineficaces”.
De igual forma la Sala Político Administrativa en sentencia dictada el 07/04/2011 bajo el Nº 00475, estableció que:
…” En reiteradas oportunidades esta Sala ha resaltado que la garantía de la tutela judicial efectiva (artículo 26 de la Constitución) no se agota con el libre acceso a los órganos de administración de justicia, ni con la posibilidad de obtener un pronunciamiento expedito o de hacer efectiva la ejecución de un fallo, sino también, con la protección anticipada de los intereses y derechos en juego, cuando éstos se encuentren apegados a la legalidad. Es por ello que nuestro ordenamiento jurídico coloca a disposición de los justiciables un conjunto de medidas de naturaleza preventiva, previstas para procurar la protección anticipada de quien acude a juicio alegando ser titular de una posición o situación jurídico-subjetiva susceptible de ser protegida, de forma tal que el transcurso del tiempo no obre en su contra …”.
TERCERO: Las exigencias referidas por vía jurisprudencial, están contenidas como requisitos en los artículos 585 y 588 (Parágrafo Primero) del Código de Procedimiento Civil, según los cuales:
Art.585.-
“Las medidas preventivas establecidas en este título las decretará el juez, sólo cuando exista riesgo manifiesto de que quede ilusoria la ejecución del fallo y siempre que se acompañe un medio de prueba que constituye presunción grave de esta circunstancia y del derecho que se reclama.”
Art. 588.-
“….0misis…
“Parágrafo Primero: Además de las medidas preventivas anteriormente enumeradas, y con estricta sujeción a los requisitos previstos en el Artículo 585, el Tribunal podrá acordar las providencias cautelares que considere enumeradas, y con estricta sujeción a los requisitos previstos en el Artículo adecuadas, cuando hubiere fundado temor de que una de las partes pueda causar lesiones graves o de difícil reparación al derecho de la otra. En estos casos para evitar el daño, el Tribunal podrá autorizar o prohibir la ejecución de determinados actos, y adoptar las providencias que tengan por objeto hacer cesar la continuidad de la lesión.”
Visto lo precedente, queda palmariamente claro que en la primera norma transcrita el legislador prevé dos requisitos de procedibilidad de las medidas preventivas: 1) la presunción grave del derecho que se reclama (fumus boni iuris) y 2) la presunción grave de que quede ilusoria la ejecución del fallo (fumus periculum in mora). Esto además de la pendencia de una litis en la cual se decretan las medidas, de lo cual se infiere el carácter eminentemente judicial que las caracteriza. Así, bajo el marco definido de las medidas cautelares, para declarar o no su procedencia, corresponde al Juez verificar estos extremos que la Ley exige, previo análisis de los hechos alegados y probados por el solicitante para constatar si los mismos tienen una trascendencia jurídica tal que las haga necesarias, tal y como la Sala de Casación Civil de nuestro Máximo Tribunal lo dejó sentando en la sentencia N° 0287 de fecha 18-04-2006, según la cual:
“..Esta Sala ha manifestado en múltiples oportunidades y aquí se reitera una vez más, que el otorgamiento de providencias cautelares sólo es posible una vez cumplidos los requisitos previstos en el artículo 585 del Código de Procedimiento Civil, es decir, cuando se han verificado, efectivamente y en forma concurrente, los dos elementos esenciales para su procedencia, los cuales son: 1) la presunción grave del derecho que se reclama (fumus boni iuris), y 2) que exista el riesgo real y comprobable de que resulte ilusoria la ejecución del fallo, (periculum in mora).
Asimismo, se ha señalado la estricta conexión que existe entre la procedencia de la medida cautelar y los alegatos y pruebas que el solicitante traiga a los autos para demostrar la verificación de los requisitos exigidos por la ley para ello…”
Establecidos los requisitos que deben concurrir para que las medidas cautelares nominadas pueden ser decretadas, resulta útil revisar someramente los elementos que conceptualmente les resultan propios a las mismas:
1.- La presunción de buen derecho o “fumus boni iuris”; es la apariencia de certeza o credibilidad del derecho invocado por parte del sujeto que solicita la medida, siempre que acompañe un medio de prueba que constituya presunción grave de esa circunstancia, es decir, comprende un cálculo preventivo o juicio de probabilidad y verosimilitud sobre la pretensión del demandante, y
2.- El peligro de quedar ilusoria la ejecución del fallo o “periculum in mora”, se entiende como la posibilidad potencial de peligro de que el contenido del dispositivo del fallo, debido al retardo de los procesos judiciales, se convierta en una ficción, con una expectativa de ejecución con limitantes en términos relativos o absolutos, tal y como lo dejó establecido la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia proferida el 30/01/2008 en el Expediente AA20-C-2006-000457, con la que ratifica el criterio jurisprudencial sentado en sentencia N° RC-00442 del 30 de Junio de 2005, Expediente N° 04-966, en el cual se indicó: “…El peligro de la demora tiene dos causas motivas: una constante y notoria, que no necesita ser probada, cual es la inexcusable tardanza del juicio de conocimiento, el arco de tiempo necesariamente transcurre desde la deducción de la demanda hasta la sentencia ejecutoriada; otra causa es los hechos del demandado durante ese tiempo para burlar o desmejorar la efectividad de la sentencia esperado.”
En el caso bajo estudio, se observa en autos marcado con la letra “B”, copia fotostática certificada del Registro de Comercio de la empresa “URBANIZADORA TECARO C.A.”, (el cual riela a los folios 07 al 19), inscrita en la Oficina de Registro Mercantil del estado Táchira, bajo el N° 15, Tomo 10-A de fecha 20 de febrero de 1989, modificada mediante Acta de Asamblea en el Registro Mercantil Primero de la Circunscripción Judicial del estado Táchira, bajo el N° 49, Tomo 20-A de fecha 20 de octubre de 2000, donde se observa como accionista de ochenta (80) acciones al de cujus, JOSE TEOFILO CARDENAS ORTIZ,
Marcado con la letra “C”, copia fotostática certificada de documento registrado por ante la Oficina Subalterna de Registro Público del Municipio Michelena del estado Táchira, bajo el N° 37, Tomo IV, Protocolo Primero, Cuarto Trimestre del año 2002, donde consta que el de cujus, JOSE TEOFILO CARDENAS ORTIZ, adquirió en nombre y representación de la Sociedad Mercantil “URBANIZADORA TECARO C.A.”, antes identificada, un inmueble consistente de dos lotes de terrenos, el primero con un área de 3.067,50 metros cuadrados e integrado por ocho parcelas ampliamente identificadas en el mismo y el segundo, con un área de 3.151 metros cuadrados integrado por las parcelas ampliamente identificadas en el referido documento, denominada LOTIFICACIÓN EL TEJAR, el cual riela a los folios 20 al 34.
Marcado con la letra “D”, copia fotostática certificada del documento de fecha 04 de abril de 2016, protocolizado por ante la Oficia de Registro Público del Municipio Michelena, estado Táchira, bajo el N° 2016.113, asiento registral 1 del inmueble matriculado con el número 436.18.13.1.3896, correspondiente al libro de folio real del año 2016, mediante el cual la ciudadana CAROLINA COROMOTO CARDENAS DE GARCIA, a través del poder general de administración y disposición, dío en venta al ciudadano DANNY DAVID DELGADO CALDERON, un inmueble propiedad de la “URBANIZADORA TECARO C.A.”, identificado en el escrito libelar, el cual riela a los folios 35 al 41.
Marcado con la letra “E”, copia fotostática certificada del documento de fecha 04 de abril de 2016, inscrito por ante la Oficina de Registro Público del Municipio Michelena del estado Táchira, bajo el N° 2016.113, asiento registral 1 del inmueble matriculado con el número 436.18.13.1.3896, correspondiente al Libro de Folio Real del año 2016, mediante el cual la ciudadana CAROLINA COROMOTO CARDENAS DE GARCIA, a través del poder general de administración y disposición otorgado por la ciudadana AURA DIONICIA BALAN DE CARDENAS, da en venta el ciudadano DANNY DAVID DELGADO CALDERON, el inmueble objeto de nulidad, identificado en el escrito libelar, el cual riela a los folios 42 al 48, de los que se presume que hubo una relación de compraventa entre la co-demandada y el co-demandado en base a los documentos antes descritos.
De los documentales antes descritos, los cuales se valoran de conformidad con lo preceptuado en el artículo 429 del Código de Procedimiento Civil, para demostrar la existencia de la persona jurídica URBANIZADORA TECARO C.A., los bienes que integran parte de su patrimonio del cual forma parte el lote de terreno vendido a uno de los codemandados, se desprende la presunción del buen derecho o fumus boni iuris.
Con relación al periculum in mora, se presume que podría el codemandado comprador, vender el inmueble objeto de la presente acción a un tercero, lo que constituye un riesgo dada la naturaleza del presente proceso.
De manera que al ser concurrentes los dos requisitos de procedibilidad para el decreto de las medidas, concluye este juzgador que dicha medida deben decretarse, y así se decide.
En consecuencia, por cuanto se encuentran llenos los extremos exigidos por el artículo 585 en concordancia con el artículo 588 numeral 3º del Código de Procedimiento Civil, SE DECRETA MEDIDA DE PROHIBICIÓN DE ENAJENAR Y GRAVAR, sobre un inmueble consistente en un lote de terreno ubicado en el área urbana del Municipio Michelena, estado Táchira, que forma parte de la Lotificación EL TEJAR, signado como LOTE 14B, cuyos linderos y medidas son los siguientes: NORTE: Con el Lote 13B en diecinueve metros con noventa centímetros (19,90 M); SUR: Con el lote 15B en diecinueve metros con noventa centímetros (19,90 M); ESTE: Con la Avenida El Tejar Norte en once metros (11,00 M); y OESTE: Con el lote 16B en once metros (11 M). El área total de terreno es de doscientos dieciocho metros cuadrados con noventa centímetros cuadrados (218,90 M2), el cual le pertenece al co-demandado DANNY DAVID DELGADO CALDERON, según documento protocolizado por ante la Oficina de Registro Público del Municipio Michelena del estado Táchira, en fecha 04 de abril de 2016, bajo el N° 2016.113, asiento registral 1 del inmueble matriculado con el número 436.18.13.1.3896 y correspondiente al Libro del Folio Real del año 2016. Ofíciese lo conducente al citado Registro. Fórmese cuaderno de medidas con copia certificada del presente auto. Líbrese oficio. Líbrese oficio. El Juez, (Fdo) Pedro Alfonso Sánchez Rodríguez. La Secretaria, (Fdo) María Alejandra Marquina de Hernández.
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